Libertad de dicción
Odio la corrección política
A mi novia no le gusta que use las palabras marica y puta para referirme a gente que lo son. Homosexuales y prostitutas, quiere que diga. Yo le explico que las palabras tienen una denotación, pero que las connotaciones (especialmente las peyorativas) sólo se aplican cuando existe cierta intencionalidad detrás. Vamos, que si yo conozco a un varon que disfruta de relacionarse sexualmente con otros varones, lo llamaré marica, a falta de una palabra castellana mejor, y eso no implicará que le considere peor persona. Es que las lesbianas también son homosexuales y nadie va buscando un eufemismo para ellas. Y lo mismo con las prostitutas. Si el diccionario dice que puta es su sinónimo, y una señora se dedica a dar placeres sexuales a cambio de bienes materiales, entonces no hay nada de malo en decir que es una puta porque no hay nada de malo en serlo.
Vale, sí, reconozco que ambos términos tienen una carga semántica peyorativa muy fuerte, por su frecuente uso con intenciones despectivas. Pero eso es culpa de la jodida sociedad de mierda en que vivimos en la que abundan los degenerados que utilizan el lenguaje para agredir a otros seres humanos, no culpa de las palabras. Así que si de verdad queremos desterrar esos fantasmas de nuestra sociedad, enterrarlos debajo de una nueva jerga no sirve. La normalidad se alcanzará cuando la gente de bien pueda hablar sin pensarse dos veces de qué les van a tachar por usar tal o cual palabra.
Ejemplos como estos dos los hay a patadas, y los sufrimos a diario. Baste ver cualquier telediario para comprobarlo. Expresiones, topónimos, todo se dice de otra manera para no ofender, para no parecer un retrógrado de mierda. Gerona es Girona pero Alicante no es Alacant (para alivio de casi todos los alicantinos), ni Londres es London. Los palestinos son terroristas o milicianos según qué cadena veas. Los inmigrantes ilegales son sin papeles o peor aún indocumentados, y si son negros son subsaharianos y si son moros, magrebíes. Si son moros o negros, y el dato es relevante, dígase y ya está, que nadie va a pensar mal de usted. Y si se cambia una palabra por otra, terminarán adoptando el mismo significado, con que estamos en las mismas (como esa puta manía de los de derechas de hacerse llamar liberales, al final uno no puede llamarse a sí mismo liberal sin que le tilden de facha). O si lo que la corrección política quiere que pensemos es que no hay diferencias entre los seres humanos, entonces el color de la piel o la religión no deberían ser parte de la noticia y punto.
Pero bueno, si ellos quieren usar eufemismos por no herir, allá ellos. Pero que por favor no se me obligue a mí a hacerlo, leñe.