Islamismo e ilustración
Sigo dándole vueltas a lo de la historia anterior. Cada día me caen peor los musulmanes, así en genérico (porque eso no me impide tener buenos amigos musulmanes). Veamos. Ausencia total de derechos humanos en la mayoría de los paises árabes. Discriminación sexual. No separación real del estado y la religión. Intervencionismo monopolista en la producción de petroleo. Guerras santas. Terrorismo islámico. Me canso de hacer esta lista.
¿Cómo podemos pretender llevar la democracia a estos países si no están preparados? La Ilustración, la promoción de la educación, del pensamiento racional, del derecho individual, es anterior a la revolución democrática moderna. Sin Ilustración no hay democracia que funcione, se pasa directamente a un estado demagógico, populista. No hay un solo país árabe en el que no haya partidos políticos islamistas y que éstos no sean la opción mayoritaria (aunque sea en la clasdestinidad). Sirva de ejemplo la reciente victoria de Hamas en Palestina: ahora el mundo se enfrenta a un país que va a estar gobernado por un grupo etiquetado como terrorista por las democracias occidentales. Y lo es, como también lo era (y quizá sea) Fatah, el partido del difunto Arafat.
A veces pienso que en el mundo árabe el islamismo de este siglo es como la internacional socialista del XIX. No digo que sean lo mismo, sino que cumplen la misma función: un pueblo empobrecido, ignorante, explotado, es una olla a presión y la democracia no es la salida. En nuestro caso las revoluciones se encauzaron hacia la lucha de clases, en el suyo occidente paga el pato, con razón o sin ella. Cuando pienso en este paralelismo no puedo dejar de pensar si, a su manera, los dictadores al estilo de Sadam no serán lo que fueron nuestros monarcas ilustrados. Absolutistas, sí. Corruptos, seguro. Pero mejor eso que un gobierno fanático, mil veces.